Por: Eduardo Herrejón Villanueva
Las redes sociales, se encuentran el día de hoy en el ojo del huracán, sus creadores han generado un debate que se percibe interminable fuera y dentro de estas mismas, pues con la suspensión de todas las cuentas de redes sociales, del que se supone es uno de los hombre más poderosos del planeta, marcaron un precedente en lo que a la libertad de expresión se refiere.
Y aunque hay quienes podemos considerar que el Presidente Trump es incendiario y sus comentarios pueden llegar a ser sumamente peligrosos, cómo quedó demostrado con lo sucedido en el Capitolio el pasado 6 de enero con la entrada de manifestantes en apoyo del aún presidente, que buscaban impedir que el Congreso ratificara la victoria de Biden en las pasadas elecciones, lo cierto es que el acto de censura es debatible.
Los fundadores y creadores de las distintas redes sociales más populares, decidieron cerrar las cuentas del mandatario, por considerar que sus palabras incitaban a la violencia, decidiendo así, limitar un derecho universal como lo es la libertad de expresión; sí, lo que nadie más pudo hacer, lo hicieron los creadores de estas plataformas.
Lo anterior tuvo eco en todo el mundo, y mandatarios de otros países como Ángela Merkel en Alemania, manifestaron su rechazo al acto de censura, pues en palabras de la canciller, percibió lo anterior como algo problemático, pues considera que esta limitación corresponde a un legislador, y no a una dirección de una empresa. Lo mismo ocurrió con su similar de México; el Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, Andrés Manuel López Obrador, quien calificó lo anterior como un acto de censura.
Lo cierto es que, con esto, las redes sociales demostraron todo el poder que pueden ejercer, pues no importó el quién, ni el cómo, simplemente decidieron suspender las cuentas del saliente Presidente de los Estados Unidos de Norte Ámerica; algo que despierta indudablemente una preocupación, pues fungieron como un juez al decidir qué se debe y qué no se debe decir.
